
NADIE ELIGE SER ESCLAVO, AL HOMBRES LO ESCLAVISA OTRO HOMBRE
El Rey de Francia en 1701 celebró un tratado en el cual concedía "El monopolio de asiento de negros, por 10 años a la campaña de Guinea". A su vez, esta debía entregar 4800 "piezas de ambos sexos" y que no fueran de "Minos, ni de Cabo Verde, cuyos indígenas no se consideraban aptos para la india occidental".
Entre sus cláusulas constaban que el "transporte podía hacerse en barcos de cualquier nación siempre que profesara el catolicismo". También se fijaba el desembarco "en todos los puertas que hubieren oficiales españoles y el precio de venta no podía excederse de 300 piastras, por negro, en las islas de Santa María, Cumandá y Maracaibo".
El precio del negro variaba de entre 75 a 300 pesetas, "en la costa africana" y ya en américa se vendían de 300 a 1000 y esta cantidad aumentaba según la fortaleza física del esclavo, edad, y robustez. A pesar de que el precio mayor alcanzaba un esclavo joven y de gran salud, tenía verdadera preferencia la mujer de 13 a 18 años.
Muchos de los apellidos que se le daban a los esclavizados como: Mina, Minda, Anangonó, Chalá, Carabalí, Lucumí, son propios de las costas de Guinea, Congo, Nigeria, Angola y otros puertos de embarque.
La esclavitud en el Valle del Chota - Salinas
En el Valle del Chota - Salinas, la presencia de los descendientes de africanos fue mucho más importante que en cualquier otra parte del Ecuador. Justamente, en el periodo de la transición de las plantaciones de coca y algodón en las haciendas azucareras, se introdujo la mercancía humana a esta fértil región del norte ecuatoriano.
Entre 1680 y 1760, los jesuitas, luego de la disminución de la población indígena, resolvieron importar esclavos en gran cantidad. Fue tan inmensa la importación de ese contingente humano al Valle del Chota que según cálculos hechos en 1780 (es decir 13 años después de la expulsión de los jesuitas del Ecuador), había en esta región más de 2615 esclavos de todas las edades. Estos se dedicaban principalmente al cultivo de caña, tabaco y leguminosas, así como a las extracciones de mieles en los trapiches. Algunas mujeres esclavas eran destinadas al trabajo doméstico.
Durante la sociedad colonial la población africana estuvo conformada por 3 grandes poblaciones:
1. Las personas africanas nacidas en África, inventadas y llamadas por los españoles negros bozales. Hablaron muchas lenguas y pertenecían a culturas muy diferentes.
2. Las personas africanas criollas, inventadas y llamadas por los españoles "negros", fueron los nacidos en América de padres africanos.
3. Las personas afromestizas, fueron de dos tipos:
· Africanos con indígenas, llamados por el español "zambos".
Africanos con el español, llamados por él "mulatos".
Según el grado de pigmentación de la piel, los españoles crearon numerosas denominaciones y castas del afromestizaje, que comenzaban con la expresión negro, continuando con mulato, zambo, tercerón, cuarterón, quinteron, tente en el aire, salto atrás y otras.
Siendo el segundo y tercer grupo quienes formaron parte de nuestro territorio ya que los esclavizados que llegaban a América ya no poseían sus lenguas nativas debido a su sometimiento por parte de los españoles. Y a su vez tan solo poseían ligeros rasgos culturales africanos.
Las palabras creadas por los españoles siempre reafirmaron la deshumanización y animalización de las personas africanas. Existió una escala de privilegios basada en la claridad de la piel, y la mayor cercanía a la piel blanca del español se impuso como referente o valor de belleza y autoestima personal y social. Todo esto quedó fijado en la mentalidad y el lenguaje a través de expresiones como: mejorar la raza, dañar la raza, dañar la sangre de la familia, arreglar la raza. Desde los españoles hasta hoy este fenómeno es conocido como el blanqueamiento y es resultado de la institución española llamada la pureza de sangre o sangre noble, que supuestamente poseían exclusivamente los españoles.
En la colonia los Jesuitas eran negreros y poderosos capitalistas, cuyas riquezas se levantaron con el sacrificio de sus siervos y esto se puede observar en la nómina de las principales haciendas de la Compañía de Jesús. Provincia de Imbabura: La Concepción, Santa Lucía, El Chamanal, Tumbabiro, Cotacachi, La Laguna, Cunchi, Carpuela, Cuajara, Pisquer, Chorlaví y Lulunquí.
En la hacienda la Concepción, en el Valle del Chota, tenían 343 esclavos y en el Chamanal, 148. En 1767 el monto de los bienes raíces de los jesuitas, en el Ecuador, se calculó en 4 millones de pesos. Esta es una muestra de la fortuna de los jesuitas, forjada en gran parte por los esclavos.